- La Unidad de Acompañamiento Emocional atiende a los pacientes a lo largo de todo su proceso de recuperación.
- Trabajar las emociones del paciente mejora los resultados de su intervención.
Todo proceso quirúrgico va a despertar, inevitablemente, una serie de emociones en el paciente que va a ser intervenido. Son dos conceptos intrínsecamente unidos y es por ello que las últimas innovaciones en el campo médico están orientadas a mejorar la experiencia del paciente durante todo el proceso quirúrgico, es decir, antes, durante y después de la cirugía para obtener mejores resultados.
Muchos pacientes que tienen que ser operados están angustiados y tienen dudas, pero no saben cómo pedir ayuda. Es por ello que, cada vez más pacientes demandan una mayor atención y cuidado tanto a nivel físico como emocional. Para trabajar estas dos áreas simultáneamente, Quirúrgica Cirujanos Asociados dispone de la innovadora Unidad de Acompañamiento Emocional Quirúrgico.
Según Mariana Mayans, responsable de la Unidad de Acompañamiento Emocional, “el paciente necesita ser escuchado y compartir lo que siente con un profesional sanitario que también valore la importancia de sus emociones, inquietudes y preocupaciones. Cuando nos referimos a ‘emociones’ no estamos hablando de ofrecer un pañuelo para llorar o de coger la mano, que también, sino de emociones vinculadas a pensamientos. Concretamente, todas aquellas preocupaciones y malestar que le surge al paciente en el momento que sabe que su tratamiento es quirúrgico”.
La unidad está formada por un equipo de enfermeras especializadas en acompañamiento emocional quirúrgico con asesoramiento psicológico y que trabajan coordinadamente con el cirujano y anestesista. Este seguimiento médico tiene varias fases para atender y ayudar a los pacientes en todo su proceso de recuperación. Gemma Navarro, enfermera de Acompañamiento Emocional Quirúrgico, detalla las etapas del servicio: “en las visitas previas a la cirugía nuestro objetivo es crear un buen vínculo con el paciente dando un gran valor a lo que siente y nos cuenta. Se trata de establecer un clima de escucha activa y de confianza para identificar sus necesidades y proporcionar así los recursos necesarios. El día de la operación, la persona que recibe al paciente tiene que ser muy empática y desarrollar la capacidad de comprender lo que siente en ese momento. Se trata de acompañarle y acoger el malestar o la angustia hasta que la anestesia actúe. Por último, cerramos el proceso con una visita en el postoperatorio para trabajar la adaptación a la nueva situación ya sea positiva o negativa, la espera de un resultado etc.”.
Un elemento imprescindible en este proyecto es poner atención en el autocuidado de los profesionales que forman parte de la Unidad y que acompañan las emociones del paciente. Es decir, para desarrollar mejor la escucha y la mirada interna al paciente, es fundamental el autocuidado de la persona que atiende las emociones para no confundir sus propios miedos con los miedos del paciente. Según Mayans: “cuando nos sentimos vulnerables o las propias experiencias personales resuenan con las de los pacientes se puede perder la objetividad profesional, afectando el vinculo con el paciente, quién saldría perjudicado. Ayudar a una persona supone profundizar en uno mismo, por ello creemos que es de suma importancia atender primero las propias emociones antes de atender las de nuestros pacientes”.
Preparar emocionalmente a los pacientes antes de una intervención hace que la afronten en mejores condiciones y con mayores garantías. “Está demostrado que trabajar las emociones del paciente mejora los resultados de su intervención”, concluye Mayans.