Esta famosa frase de origen incierto, atribuida por algunos al emperador romano Julio César, y por otros, al padre de Carlo Magno, lleva implícita una connotación negativa, de maniobra estratégica que separa y enfrenta. Desde Quirúrgica, hemos querido usarla en esta ocasión para algo positivo, porque de la manera más literal, esta frase es la mejor forma de describir el gran éxito conseguido por la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital Universitario Vall d’Hebron, responsable de un doble trasplante mediante el procedimiento “split”, es decir, dividiendo un hígado para trasplantarlo a dos pacientes.
El Dr. Ramón Charco, miembro de Quirúrgica y jefe de la Unidad, explicó en rueda de prensa la complejidad del procedimiento, sólo realizable en circunstancias excepcionales, y que requiere un alto nivel de experiencia. En este caso, los protagonistas fueron 3 menores; el donante y ambas receptoras, de 13 y 8 meses, y que se encontraban en una situación crítica.
La intervención, realizada el pasado mes de julio, necesitó un equipo de 30 profesionales, que realizaron los trasplantes a ambas niñas de manera simultánea, en un día en el que en los quirófanos del Hospital Vall d’Hebron se llevaron a cabo 14 trasplantes más. El Dr. Charco explicaba que de un solo hígado se obtuvieron dos injertos completamente funcionales. Cada uno de estos injertos contenía una vena y arteria hepáticas, una vena porta y un conducto biliar. Una de las principales dificultades en los trasplantes en niños reside en que los vasos sanguíneos son pequeños y hay que extremar las precauciones para que nada altere la unión del órgano.
Tras el éxito del trasplante, Naroa, una de las pacientes ya ha recibido el alta y la otra, Roma, lo hará próximamente. Enhorabuena a todo el equipo del Dr. Ramón Charco por dividir y vencer.
Os dejamos la noticia emitida por TV3: