En un artículo que leí recientemente se hablaba del “tipping point” y se refería a cambios en la estrategia de una empresa para conseguir un objetivo concreto y que en aquel caso era aumentar la presencia en el mercado europeo.
La traducción de esta expresión es “punto de inflexión” y recordé entonces un artículo de Carles Capdevila en el diario Ara de hace un par de años en que lo definía como “aquel momento de lucidez, a menudo después de un acontecimiento, en que las cosas cambian”.
Estos puntos de inflexión frecuentemente son reconocidos con el paso de los años y se observa como un hecho o una determinación fue la responsable de aquel cambio de dirección, pero no necesariamente la historia nos los hará reconocer sino que en ocasiones es bueno provocarlos para inducir a la búsqueda de nuevas direcciones que resuelvan aquello que no va y también con el objetivo de propiciar una mejora de lo que ya va bien.
Malcolm Gladwell (1963), gurú canadiense y reconocido periodista económico actualmente afincado en Nueva York lo define como aquel momento mágico cuando una idea, tendencia o comportamiento social cruza un límite y se extiende como la pólvora.
Creo que los que actualmente asumimos cargos de responsabilidad y aspiramos a que nuestra labor tenga continuidad debemos inocular a nuestros socios el ansia de crear tipping points pues es lo que propiciará el progreso y la mejora de la labor que nosotros hemos realizado durante un largo tiempo.
Buscamos que tengan la suficiente desfachatez para manifestar cosas nuevas sin temor a equivocarse. La reflexión conjunta probablemente ayudará a perfilar las ideas y que los errores se conviertan en puntos de inflexión positivos.