El tiroides y sus enfermedades

EL TIROIDES

Es una glándula endocrina ubicada en la parte anterior baja del cuello.  Aunque su tamaño es muy pequeño, entorno a 30 gramos, tienen una gran influencia en nuestro estado de salud.

La tiroides está involucrada en casi todas las funciones principales de nuestro organismo, como:

  • Regula el metabolismo y la temperatura corporal.
  • Es necesaria para el crecimiento.
  • El sistema nervioso necesita de ella para su correcto desarrollo.
  • Regula la asimilación de los diferentes nutrientes.
  • Es fundamental para regular el ritmo cardíaco y el desarrollo de la piel.

Disponer de una tiroides sana es básico para gozar de un bienestar general. Un trastorno de esta glándula puede dar a lugar a otras patologías.

¿Cómo es la tiroides?

Su anatomía tiene forma de mariposa, de color gris rosada, y tiene dos partes o lóbulos unidos por el istmo que se apoya en la tráquea justo por debajo de la laringe. Los lóbulos rodean la tráquea lateralmente situándose entre el esófago y las arterias carótidas. La glándula tiroides pesa aproximadamente 30 gramos y cuando es de tamaño normal no es palpable a través de la piel.

Dos terceras partes de sus células (células foliculares) participan en la fabricación de la hormona tiroidea o tiroxina, junto con el yodo.  Esta hormona tiene un efecto muy amplio sobre el metabolismo celular, el consumo de oxígeno y energía, la producción de calor, el crecimiento y el desarrollo. Por su parte, las células C (también llamadas células parafoliculares) de la glándula tiroides fabrican otra hormona llamada calcitonina, que ayuda a controlar el nivel de calcio en la sangre.

La función de la glándula tiroides está regulada por la hipófisis, que es otra glándula situada en la base del cerebro que segrega, entre otras hormonas, la TSH (Thyroid stimulating hormone).

ENFERMEDADES DEL TIROIDES

EL BOCIO

El bocio es el agrandamiento anormal de la glándula tiroides. Puede ser difuso o nodular. El aumento de la glándula se puede dar en casos de hipertiroidismo (exceso de producción de hormona tiroidea) como la enfermedad de Graves-Basedow y en casos de hipotiroidismo.

El bocio nodular puede ser por nódulo único o por la presencia de varios nódulos (multinodular).

A pesar de que el bocio no suele ser doloroso, un bocio grande puede provocar tos y dificultades para tragar o respirar.

La causa más frecuente de bocio es la falta de yodo en la dieta. El tratamiento depende de los síntomas, el tamaño y la causa básica. En caso de un bocio pequeño, que no cause molestias, no se suele requerir tratamiento.

EL NÓDULO TIROIDEO

Nódulo significa “bulto” o tumor. Estos tumores suelen ser benignos, pero un 5-10% aproximadamente son malignos. Son muy frecuentes en la población general, son palpables en un 5% de la población adulta y más frecuentes en la mujer que en el hombre. Generalmente no afectan a la función tiroidea y, por lo tanto, no presentan síntomas. Pueden ser sólidos o quísticos y se encuentran dentro de la glándula tiroidea.

Factores de riesgo de malignidad

  • Edad: el riesgo de que un nódulo sea canceroso en un niño menor de 14 años es aproximadamente de un 50%.
  • Sexo: aunque los nódulos tiroideos son más frecuentes en las mujeres, cuando aparecen en el hombre, el riesgo de cáncer es mayor.
  • Un nódulo de aparición reciente o que crece rápidamente puede ser canceroso. Un nódulo que aumenta bruscamente de tamaño y es doloroso suele ser por hemorragia en el interior de un adenoma (tumor benigno).
  • La historia de irradiación en la zona de cabeza y cuello favorece la aparición de nódulos y cáncer de tiroides.
  • En algunos casos hay historia familiar de cáncer de tiroides.
  • Son signos sospechosos de cáncer de tiroides la presencia de un nódulo duro, fijado a los órganos vecinos, la aparición de adenopatías (ganglios) y la afonía.

Para hacer el diagnóstico correcto y descartar la malignidad de un nódulo tiroideo, aparte de la historia clínica y la exploración, las pruebas mas útiles son la punción citológica con aguja fina (PAF), la ecografía y la analítica.

Las indicaciones de intervención quirúrgica (necesidad de cirugía) en el nódulo tiroideo son principalmente:

  • Sospecha de malignidad.
  • Nódulo de gran tamaño. Mayor de 3-4 cm. Porque puede comprimir la tráquea, producir molestias y por su efecto estético.
  • En algunos casos de hipertiroidismo.

EL BOCIO MULTINODULAR

El bocio multinodular es el aumento de tamaño del tiroides por la aparición de varios nódulos o “bultos” en su interior. Es una patología que afecta más en mujeres y tiene una incidencia diversa dentro de un mismo territorio.

El más frecuente es el bocio adenomatoso. También puede ser secundario a una tiroiditis (inflamación de la glándula) o en algunos casos de hipertiroidismo como la enfermedad de Plummer. Los bocios multinodulares raramente son malignos (4%).

El déficit de yodo en la dieta es habitualmente el factor desencadenante del bocio. Antiguamente era frecuente en ciertas partes de España como en la comarca de Las Hurdes o el Pirineo de Huesca. Hoy en día, con la adición de yodo al agua y la sal, prácticamente ha desaparecido.

En multitud de casos de bocio multinodular, la función de la glándula tiroidea es normal (resto de tejido sano entre los nódulos). Si la función es normal, los nódulos son pequeños y no existe sospecha de cáncer pueden ser controlados sin necesidad de cirugía. En caso que el bocio sea de gran tamaño, podría provocar compresión de la tráquea (ahogo), del esófago (Disfagia o dificultad para la deglución), de las venas del cuello (edema o hinchazón de la cara) o pueden emigrar por debajo de las clavículas y esternón al interior del tórax. Antes de alcanzar estos extremos, el tratamiento recomendado es quirúrgico.

EL HIPERTIROIDISMO

Esta enfermedad tiene lugar cuando el tiroides trabaja demasiado y por tanto produce demasiada hormona tiroxina. El exceso de tiroxina actúa sobre todas las células del organismo y puede accelerar significativamente su metabolismo, lo que puede causar exceso de calor, sudoración, taquicardia (aceleración del ritmo cardíaco), nerviosismo, temblor, pérdida de peso repentina, cansancio muscular, diarrea, etc.

La prevalencia de esta enfermedad es de un 1% en la población y se da en mayor medida en mujeres de entre 30 y 40 años.

La causa más frecuente de hipertiroidismo es la enfermedad de Graves-Basedow, en la que el organismo produce en la sangre anticuerpos que estimulan el crecimiento de la tiroides. Aparte del hipertiroidismo estos pacientes pueden tener exoftalmosun problema que afecta a los ojos y que hace que los tejidos y los músculos que se encuentran detrás de los ojos se inflamen y por lo tanto, que los globos oculares sobresalgan de sus órbitas de protección normal, por lo que parecen más abiertos y “saltones”.

El tratamiento del hipertiroidismo suele ser médico; se administra una medicación oral. Si este tratamiento no es efectivo o el hipertiroidismo vuelve a aparecer (recidiva) existen otras opciones de tratamiento, como por ejemplo el yodo radioactivo, que destruye las células tiroideas, o la cirugía, extirpando la mayor parte o toda la glándula.

Existen algunos casos en que el hipertiroidismo es producido por un nódulo único (nódulo tóxico) o por varios nódulos – enfermedad de Plummer (estos nódulos trabajan más de lo normal y de forma autónoma, es decir, no son regulados por la hormona hipofisaria TSH). En ambos, el tratamiento recomendado es quirúrgico.

CÁNCER DE TIROIDES

Los tumores cancerosos pueden afectar a cualquier órgano del cuerpo. Hablamos de cáncer de tiroides cuando estas glándulas crecen de forma desordenada y sobrepasan en número a las células normales. Además tienen capacidad de invadir los órganos vecinos y diseminarse a distancia a través de los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos, apareciendo siembras (metástasis) en otros órganos.

La mayoría de los tumores del tiroides (nódulos) son benignos (90%), y no invaden ni se diseminan a otras partes del cuerpo, por lo que no suelen ser una amenaza para la vida del paciente. Los tumores benignos del tiroides (nódulos) raramente malignizan, por lo tanto, los tumores son benignos o malignos de entrada.

Los tumores malignos detectados con mayor frecuencia pueden ser de cuatro clases. Por orden de frecuencia son: cáncer papilar, folicular, medular y anaplásico. Curiosamente también por este orden van de mejor a peor pronóstico.

  • Los carcinomas papilares y foliculares. Se clasifican como tumores bien diferenciados, y representan el 80-90% de los cánceres de tiroides. Es más frecuente en mujeres que en hombres, siendo el pico de incidencia entre 30 y 50 años y la edad media del diagnóstico entre los 40 y 45 años. Se originan en las células foliculares, que son las que fabrican la hormona tiroxina, y captan el yodo. Presentan un crecimiento lento y si son diagnosticados a tiempo y tratados adecuadamente, tienen un pronóstico excelente.
  • El cáncer medular representa entre el 5-10% de los cánceres de tiroides. Surge cuando las células C productoras de calcitonina se malignizan. Puede ser de tipo familiar por una alteración genética y a veces se asocia a otros tumores endocrinos. La determinación de calcitonina en sangre puede servir de marcador tumoral.
  • El cáncer anaplásico es el más raro y agresivo de los tumores de tiroides. Invade de forma rápida las estructuras vecinas y metastatiza a distancia. Representa  solo el 2-5% del total de los cánceres de tiroides y acostumbra a darse en edades avanzadas, especialmente mujeres.

Cuando un tumor maligno se disemina a distancia a través de los vasos linfáticos, sanguíneos o nerviosos, se dice que metastatiza. Las metástasis más frecuentes de los tumores tiroideos son a los ganglios linfáticos, pero pueden aparecer también en otros órganos como los pulmones o huesos. Las metástasis están compuestas por el mismo tipo de células que el tumor original y se comportan como ellas. Una metástasis pulmonar de un carcinoma de tiroides no se trata como un tumor primario del pulmón.

Causas del cáncer de tiroides

La causa del cáncer de tiroides no se conoce y no se contagia. Existen factores de riesgo que causan mayor predisposición para algunas personas a contraer esta enfermedad. Entre estos factores destaca la exposición a altas dosis de radiación (radioterapia cervicofacial, Hiroshima, Chernobil etc.)

Entre otros factores, encontramos la historia familiar o el género femenino.

Tratamiento del cáncer de tiroides

El tratamiento del cáncer de tiroides depende del tipo y tamaño del tumor, de la edad del paciente y de si el tumor se ha diseminado. Las diferentes opciones como la cirugía, yodo radioactivo, tratamiento hormonal, radioterapia o quimioterapia o una combinación de ellas deben ser discutidas con su médico, ya sea el endocrinólogo, cirujano u oncólogo.

La cirugía para la extirpación del tumor y normalmente de todo el tiroides es el tratamiento más habitual. En estos casos, el paciente debe seguir un tratamiento substitutivo con hormona tiroidea posteriormente. En la mayoría de los tumores bien diferenciados que son los más frecuentes, además se utiliza el tratamiento con yodo radioactivo que destruye solo las células tiroideas ya sean benignas o cancerosas.

La mayoría de los tumores tiroideos son de muy buen pronóstico, pero además de recibir el tratamiento correcto, los pacientes deben seguir controles periódicos por su especialista. Estos controles incluyen la exploración clínica, analítica o pruebas como la ecografía o gammagrafía.

Contenido elaborado por el equipo médico de Quirúrgica