Las piedras en la vesícula se producen porque no vacía de forma regular la bilis que contiene o porque ésta es muy espesa lo cual facilita que las sales biliares que contiene sedimenten y posteriormente cristalicen.
En las farmacias solo existe una medicación que posibilita diluir el barro biliar. Cuando la litiasis ya está formada, no puede disolverse.
Siempre que produzcan molestias o en aquellos pacientes que padezcan otras enfermedades que pueden complicar su tratamiento o que pueden desestabilizarse como puede ser un paciente diabético.
Hace años intentamos aplicar a la litiasis la litotricia que tan buenos resultados estaba y aún está dando en el tratamiento de las piedras del riñón, pero los resultados fueron frustrantes ya que pasábamos de tener un solo cálculo a tener muchos fragmentos que podían migrar hacia el conducto principal e incluso ser los causantes de una pancreatitis. Hoy en día el tratamiento siempre es quirúrgico.
La litiasis es la consecuencia de una vesícula que mal funciona, de ahí que el tratamiento sea extirparla para que nos produzca más.
Los problemas importantes surgen cuando tenemos las piedras en la vesícula. Una vez extirpada tenemos que controlar la ingesta de grasas el primer mes para posteriormente poco a poco ir comiendo de todo. La mayoría de pacientes operados llevan siguen una dieta totalmente normal.
Después de una operación de páncreas se puede comer de todo, aunque vigilando el exceso de ingesta de azúcares y grasas. Es frecuente que el paciente tenga que tomarse una pastilla de enzimas pancreáticas para mejorar la absorción de alimentos. En las resecciones de cuerpo y cola del páncreas, no suele ser necesario esto; en cambio, en el 50% de los pacientes a los que se les hará una duodeno-pancreatectomía será necesario administrar estas enzimas con las comidas.
Un gran porcentaje de pacientes ya son diabéticos o prediabéticos en el momento de operarse, debido a que su páncreas ya no funciona correctamente. En estos casos, después de una operación de páncreas no suele haber muchos cambios en la dosis de insulina o antidiabéticos orales que se necesita. En los pacientes que no son diabéticos, existe un riesgo del 30% de requerir insulina después de la operación. Ello dependerá sobre todo de la cantidad de páncreas que quede y de la calidad del mismo.
La estancia hospitalaria depende fundamentalmente de dos factores: el tipo de intervención realizada y el tipo de abordaje. En las resecciones de cuerpo y cola de páncreas (no se requiere hacer ningún empalme) la estancia postoperatoria suele ser de 7 a 10 días, si se realiza por laparoscopia la recuperación es más rápida siendo de 3 a 6 días.En cambio, en las resecciones de la cabeza del páncreas (duodeno-pancreatectomía) en las cuales se requiere realizar empalmes, la estancia varía de 10 a 14 días, siendo algo menor si se puede realizar por vía laparoscópica.
La cirugía de páncreas es una de las más complejas que existen en cirugía digestiva. Debería realizarse únicamente por cirujanos expertos en este tipo de enfermedades y operaciones, dado que las diferencias en los resultados, tanto en cuanto a complicaciones postoperatorias, mortalidad, como supervivencia, varían significativamente según la experiencia del cirujano. Así, una mortalidad postoperatoria aceptable de un 2-4% en una duodeno-pancreatectomía para un grupo experto, puede superar el 10% en cirujanos que no realizan un mínimo de este tipo de intervenciones al año.
El páncreas tiene dos funciones: una endocrina (segrega hormonas que regulan los niveles de azúcar en sangre, fundamentalmente la insulina) y otra exocrina (segrega jugo pancreático que sirve para deshacer los alimentos que ingerimos para que se puedan absorber). La falta de páncreas provoca diabetes y diarreas.