Una cirugía completa inicial de cáncer de tiroides, cuando es necesaria, puede ser potencialmente curativa.

DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER DE TIROIDES

El tiroides es una glándula endocrina que se encuentra en la base del cuello por delante de la laringe, y está formado por dos lóbulos unidos en la línea media. Tiene la función de producir las hormonas tiroideas, responsables de regular el metabolismo corporal, y son fundamentales para el correcto funcionamiento de todo el organismo.

En la glándula tiroides se pueden originar distintos tipos de tumores. La mayoría de estos son benignos (no cancerosos), pero otros son malignos (cancerosos), es decir, que se pueden propagar a los tejidos cercanos y a otras partes del cuerpo.

Entre el 5 % y el 10 % de la población general tiene nódulos (tumores) tiroideos palpables. Sin embargo, mediante evaluación ecográfica, podemos identificar nódulos tiroideos no palpables en más del 50 % de la población. La mayoría de ellos son benignos y asintomáticos, en algunos casos pueden producir síntomas compresivos según el tamaño o la localización del tumor, como dificultad o dolor al tragar, dificultad respiratoria, o voz ronca, entre otros. Desafortunadamente, la forma como se presentan estos es igual que la de muchos carcinomas.

¿Qué hacer cuando hay un tumor en el tiroides?

Ante la presencia de un nódulo tiroideo se debe realizar una historia clínica completa y dirigida, se solicitan pruebas complementarias, analíticas sanguíneas para valorar la función tiroidea, y ecografía cervical que permite objetivar a los especialistas el tamaño y las características del nódulo. En función de los resultados también se puede realizar una punción-aspiración con aguja fina que permite obtener material citológico para establecer el diagnóstico de sospecha, e indicar la cirugía si es necesario.

Por tanto, “es fundamental realizar un correcto diagnóstico diferencial que evite cirugías innecesarias en pacientes con nódulos benignos y facilite el tratamiento oncológico adecuado en pacientes con cáncer” explica el Dr. Kevin Oh-Uiginn, cirujano de Quirúrgica especialista en cirugía endocrina y metabólica.

Cada año se diagnostican 2,1 casos por cada 100.000 habitantes de cáncer de tiroides, una cifra que se triplica en los casos de las mujeres, que representa 6 casos por cada 100.000 habitantes. “Se trata, por lo tanto, de un tumor que aunque es poco frecuente representa entre el 1 -2 % del total de los cánceres” comenta el Dr. Oh-Uiginn, y añade “es el más común dentro de las neoplasias malignas que tienen su origen en órganos endocrinos, ya que supone más del 92% de ellos”. Suele afectar con mayor frecuencia a mujeres (4.180 casos estimados en mujeres versus 1.124 casos estimados en hombres). La media de edad de los pacientes al diagnosticar la enfermedad está entre los 40 y 50 años.

Existen distintos tipos de cáncer de tiroides. El carcinoma papilar y el folicular constituyen la inmensa mayoría (85-90%) y, afortunadamente son los de mejor pronóstico. El papilar corresponde al 80-90% y el folicular corresponde al 10-20%, más típico en las regiones geográficas con deficiencia de yodo” explica el Dr. Oh-Uiginn.

El carcinoma medular de tiroides es poco frecuente y representa el 5-8% de los casos, pudiendo tener un componente hereditario.

Las radiaciones ionizantes son el factor ambiental más conocido que produce cáncer de tiroides, generalmente de tipo papilar. Esta exposición puede darse con fines terapéuticos (radioterapia) pero también por cercanía a fuentes radioactivas (plantas nucleares).

La cirugía es el tratamiento de elección en el cáncer de tiroides.

El objetivo de la intervención quirúrgica es eliminar o frenar la enfermedad y evitar la propagación del cáncer a los órganos cercanos y/o a distancia. “En la mayoría de los casos la enfermedad está localizada en la región cervical en el momento del diagnóstico, de forma que una cirugía completa inicial puede ser potencialmente curativa”, afirma elDr. Oh-Uiginn.

La opción más habitual, siempre en manos de especialistas es la tiroidectomía total o parcial (exéresis de la glándula tiroidea) en función de las características, tamaño y localización del tumor. Y en ocasiones, según las características del tumor y  si existe afectación de ganglios cervicales, se procede a completar la cirugía con la exéresis de dichos ganglios (linfadenectomía), “pero siempre realizando una cirugía personalizada, adaptada al diagnóstico del paciente” concluye el Dr. Oh-Uiginn.

El equipo de Quirúrgica cuenta con un equipo de cirujanos especializados en esta patología. Durante el último año Quirúrgica ha realizado 85 cirugías de cáncer de tiroides.

Contenido elaborado por el equipo médico de Quirúrgica

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